Los directores de la Fundación Libertad y Progreso fueron invitados por la diputada del PRO Cornelia Schmidt Liermann a disertar en el anexo A del Congreso, donde expusieron sus ideas para “crear millones de empleos productivos” durante la gestión de Mauricio Macri. La propuesta de Agustín Etchebarne, Aldo Abram y Manuel Solanet –que será remitida a las comisiones de Legislación del Trabajo, Industria y Presupuesto– apunta sobre todo a alentar las inversiones, poniendo en marcha incentivos como “la supresión de impuestos, la estabilidad jurídica y la flexibilización laboral”.
Según reseñó Agustín Etchebarne, hoy hay casi 8 M de personas que trabajan en el sector privado formal, contra cerca de 20 M “que reciben un cheque del Estado”. Frente a este escenario, que evaluó como de severo “desbalance”, señaló la necesidad de impulsar tres transiciones. Por un lado, propuso pasar a un millón de empleados públicos al empleo privado formal. “Esto no puede ser despedir gente”, dijo, y agregó: “Nada más que con congelar las vacantes en el Estado se estima que se puede reducir en 5% el empleo público por año”.
Por otro lado, sugirió crear incentivos para que la gente que recibe planes sociales ingrese al mercado de trabajo. “Si conseguís un trabajo privado, el empresario puede tomar ese plan social durante un tiempo. Si por algún motivo te echan rápido, recuperás tu plan. Así bajás el miedo que hay en las villas de emergencia a perder el plan”, explicó. En tercer lugar, consideró que el aumento del empleo formal no se hace “militarizando” el control de la Afip, sino “mirando los incentivos para la empresa informal”. “Si se van reduciendo y simplificándose las cosas naturalmente va a ir gente pasando al sector formal”, arriesgó.
Etchebarne aseguró que si se hicieran todas estas cosas se podría llegar dentro de 4 o 5 años a un nivel de equilibro mayor, con 12 M de personas trabajando en el sector privado formal y 15 M que dependan del Estado, lo que consideró una proporción más razonable.
Aldo Abram, por su parte, apuntó que, cuando se piensa en empleo productivo, se piensa en empleo generado con inversión. “A veces los políticos y los economistas tendemos a pensar que las inversiones están ansiosas de llegar a la Argentina, y están tan ansiosas que parece que están dispuestas hasta a que las castiguemos. Lamento decirles que en el mundo se pelean por tratar bien a los inversores”, ironizó.
En ese sentido, Abram citó indicadores del “clima de negocios” y aseguró que “Argentina no está aprobada”. Según sus cálculos, por “castigar” a los inversores, Argentina perdió más de US$ 20.000 millones por año, con los que “se hubieran podido crear más de 500.000 puestos de trabajo por año”.
El último en exponer fue Manuel Solanet, quien fue secretario de Hacienda de José Martínez de Hoz y secretario de Modernización de Fernando De la Rúa. Solanet estuvo a cargo de señalar, puntualmente, cuáles son las políticas a instrumentar para generar condiciones favorables a la creación de empleo.
Dijo que lo fundamental es conseguir inversiones y, en este sentido, consideró como primera medida de incentivo la “flexibilización laboral”, que debería ir acompañada de una “descentralización de las negociaciones salariales”. También insistió fuertemente en “la seguridad jurídica, desregulación, supresión de impuestos que son antiinversión y estabilidad”.
Al hablar de desregulación, Solanet aclaró que implica, entre otras cosas, simplificar la legislación, disponer de un mercado libre de cambio y no intervenir en precios en mercados competitivos. “Ojo con esto –se detuvo–. Entendemos que hay una creencia general en la sociedad de que la inflación está creada por la puja competitiva. No es así. Pueden ocurrir casos de este tipo, pero la causa de la inflación está en la expansión monetaria y en el déficit fiscal. Si no lo entendemos, vamos a equivocarnos”, dijo.
En este sentido, el ingeniero civil con posgrado en economía criticó “que el Gobierno haya continuado con una suerte liviana de control de cambios para exponerse a la sociedad como alguien que lucha contra la inflación, pero, ojo con esto –insistió–, porque desde el punto de vista del inversor, la presencia de un Gobierno que interfiere es un punto negativo importante”.
Por otro lado, consideró imprescindible “suprimir los impuestos antiinversión”. “A veces suena muy difícil de hacer, cuando muchos de estos impuestos se han expuesto tradicionalmente como impuestos a los ricos para ayudar a los pobres”, se lamentó.
Finalmente, sacando la cuenta de cuánta inversión se requiere para crear 3 millones de empleo (aunque el título del panel prometía 4 millones), expuso el siguiente cálculo.
Con US$ 1 millón se puede crear –promediando los sectores– 38 empleos. Ajustando por sustitución por tecnología y automatización, queda un promedio de 30 empleos. Entonces, para crear 3 millones de empleo, haría falta cerca de US$ 100.000 M (US$ 98.684 M). “No es una cifra que nos asuste”, concluyó.